viernes, 25 de enero de 2008

CAJAS Y CAJONES


Cúmulos de historias se amontonan en un cajón, que parecía estar vació, y que cada vez esta mas lleno. Una caja como la que guardaba Pandora y que nunca quería abrir, por miedo a las consecuencias que ésta podía producir.
Todo lo que no se afronta se guarda con la esperanza, de en algún momento hacerles frente. En ocasiones esos momentos nunca llegan y el cajón de nuestras vidas esta con tanta presión que a veces no logramos siquiera abrir y si lo llegamos a abrir, no logramos cerrarlo.
Serán muchos los cajones que iremos llenando a lo largo de nuestras vidas. Algunos quedaran medio llenos, otros medio vacíos, pero pocas veces están vacíos del todo. Para guardarlos se necesitará al menos un vestidor entero, un desván, un sótano.
Todo cae, todo queda ahí con la ilusión de poder hacerles frente, no porque queramos desalojar ese espacio, sino porque sin duda llegaran nuevas cajas, repletas de nuevas historias a las que hacer frente.
Todos en algún momento de su vida, ha tenido, tiene y tendrá una o varias cajas de éstas que guardar, porque cuanto más se vive, mas se gana y mas se pierde también. Es la esencia del ser, que sabe que debe afrontar y que también sabe que le cuesta hacerlo. El ser humano en su mayoría se dedica a guardar cajas y mas cajas….¿por qué será? ¿acaso todos tendremos, de algún modo el famoso síndrome de Diógenes? Pudiera ser, ya que en esta vida, esta claro, todo puede suceder.

sábado, 12 de enero de 2008


LOS DÍAS

El sol que inunda cada amanecer hace que cada día sea especial. Sus rayos provocan un cosquilleo que aborda desde mi cabeza a mis pies. Hace que sienta que soy única, irrepetible ante mis ojos.

Los días nublados, aunque parezcan tristes, tiene esa tonalidad de serenidad que tanto quiero y tanto he buscado. Buscaba reflexión, meditación, tiempo para madurar todo aquello vivido, sentido, guardado en cajones con la esperanza de poner en orden algún día.

Los días de viento, uff, los mejores y peores al mismo tiempo, pues hacen resaltar en mí un resorte que hace que la locura guardada, y que tanto anhelaba sacar, salga de manera despavorida, envolviendo a cuantos me rodean, alegrando a quienes me ven pasar como un rayo.

Los días de lluvia, velada perfecta para el descanso, la buena compañía, una buena copa, una buena charla, una buena comida, una buena película,.. Tantas cosas buenas, cosas pequeñas e insignificantes que a veces no añoramos más cuando no las tenemos, cuando no somos capaces de verles el valor que realmente tienen.

Los días, da igual como sean, todos son maravillosos, todos son enriquecedores, todos magníficos, por todo ello, disfrutarlo cada momento, cada instante, cada segundo, pues no volverán mas, los que se van nunca vuelven.

Que tengáis hoy, mañana y siempre ¡unos días inolvidables!. Ese es mi pequeño, gran consejo.